miércoles, 6 de febrero de 2013

Yo te choleo, tú me choleas


Probablemente viviremos uno de los veranos más calurosos de los últimos años. Este dato no lo alcanzó el SENAMHI (tan acertado últimamente que a veces da miedo); sino los medios de comunicación que se han encargado de recoger, difundir y comentar dos frases que, inicialmente ubicadas en el contexto de la vida política, parecen ir más allá de lo meramente político. Estas frases y el conjunto de reacciones que han generado son un excelente ejemplo de lo compleja que es la vida en sociedad, los muchos grises que es posible apreciar, lo contradictorios que pueden ser los seres humanos y las enormes tareas que están pendientes, tareas que no hemos cumplido porque ni siquiera nos hemos puesto de acuerdo como comunidad si ameritan un esfuerzo conjunto.
 
Todo empezó hace casi una semana cuando el diario Expreso en su sección Azotes y chicotazos publica un comentario contra Alejandro Toledo que despertó una ola de críticas en las llamadas redes sociales. La noticia resaltaba la aparente contradicción de Perú Posible en la acusación de Juan Sheput contra el ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, por la renuncia de Humberto Campodónico a la presidencia de Petroperú. La nota resaltaba la alianza entre el partido de gobierno y el de la chakana y concluía con una frase que pretendía, a modo de moraleja, explicar este comportamiento: “Serrano nunca bueno, si bueno nunca perfecto, y si perfecto siempre serrano”.
 
Naturalmente las reacciones no se hicieron esperar, desde aquellas que pretendían poner paños tibios, calificándola como una frase típica de los criollos costeños de los años 50, hasta aquellos que la descalificaron abiertamente tildándola de racista. Es interesante como esta frase aparece hermanada a otras, más contemporáneas, pero que igualmente reflejan el prejuicio racial existente en nuestra sociedad. Recordaba una que escuche hace muchos años, que intentaba alertar y negar de antemano la posibilidad de la participación indígena en la vida política nacional: “Si quieres al Perú joder dale al indio poder” No he podido encontrar datos que ubiquen históricamente el nacimiento de esta frase, pero probablemente se haya manejado con cierta solvencia hasta antes de la década del 80, en la que el voto es finalmente universal bajo la figura que los analfabetos podía votar (llámese indígenas quechua hablantes porque no hablar castellano en el Perú es casi sinónimo de analfabetismo). O la célebre de Antero Flores Araoz al ser consultado si debería aprobarse un referendo popular ante la firma del TLC con los Estados Unidos, frente a lo cual respondió: "¿Le vas a preguntar a las llamas y vicuñas sobre el TLC?",
 
Una segunda frase proviene de una entrevista que le hizo hace un par de días el periodista Beto Ortiz a la actriz Claudia Dammert, una de las figuras de la farándula que ha mostrado públicamente su oposición a la revocatoria de la Alcaldesa Villarán. La frase nace a partir de la pregunta de Ortiz si la revocatoria se estaba convirtiendo en una disputa de “pitucos” y “no pitucos”. “En el lado del Sí hay gente que tiene un huevo de plata, ¿no? No es que sean los pobres”, le dijo Ortiz a Dammert, quien le respondió: “Pero es que no son pitucos. Tienen un huevo plata, no tiene nada que ver. Los nuevos ricos… esos son horrorosos”, dijo la actriz. Esta frase genero una serie de reacciones inmediatas, que aunque esforzadamente la actriz trato de replicar, mucho éxito no tuvo. “Cuando digo nuevos ricos hablo de gente que habla de ostentación, que cholean… siendo cholos”, afirmó Dammert, quien luego se rectificó y dijo: “Los nuevos ricos prepotentes, al igual que los viejos ricos prepotentes y estúpidos, son horrorosos. Ponemos todo, mezclamos todo”. Poco después, y también a través de las redes, la actriz trato de enderezar el entuerto: “Una frase dicha en broma, que definitivamente fue satírica, tocó la susceptibilidad de mucha gente como muestran los comentarios en Twitter y Facebook. Pido disculpas a quien se sintió herido por ella. No puedo negar que soy un cruce extraño, difícil de comprender en nuestro Perú que amo tanto y que todos lo saben. Soy una pituchola con un corazón que creció en la sierra ancashina y que fue educada con lindos valores y respeto por monjas gringashas.”, escribió.
 
Algunas preguntas, más que sentencias, para intentar cerrar este artículo y al mismo abrir una reflexión más profunda sobre este fenómeno que aparece cada cierto tiempo: ¿este tipo de discusiones, manejadas tendenciosamente de uno y otro lado, generaran un efecto importante en la opinión pública? ¿Reflejan efectivamente prejuicios, resentimientos, miedos, traumas nunca resueltos y que afloran de tanto en tanto? o ¿Están, más bien, mediática y convenientemente inflados por un sector de la prensa que ya tomo partido, ya sea por el “si” o por el “no”? Si, finalmente, son reflejo de cómo nos vemos unos a otros, ¿Cuan viable es hablar de democracia, igualdad, ciudadanía, inclusión, justicia en una sociedad donde la convivencia es sometida constantemente a estas pruebas que muestran lo que no queremos ver (de nosotros y del otro)? De lo que no parece haber duda es que leerlos es hacer un viaje gratuito, sin psicoanalista de por medio, a lo más sórdido, abyecto y vergonzoso de nuestro inconsciente colectivo.

No hay comentarios: