miércoles, 17 de noviembre de 2010

Una historia ya contada


Nuevamente las aguas parecen recibir una agitación no inesperada, sino más bien anunciada. Una vez más acudimos a un nuevo escenario de enfrentamiento y disputa por un determinado bien. Como en tantas ocasiones, el dialogo, la tolerancia y la capacidad de condescendencia cuando es necesaria parecen ser indeseables dentro del grupo de invitados que acuden a esta cita. Finalmente, la historia parece repetirse de nuevo, como una suerte de representación teatral gastada, cuyos actores no están cansados de representar una y otra vez un montaje tantas veces repetido y donde los asistentes acuden expectantes pensando algunos en encontrar algo nuevo, mientras otros solo esperan el desenlace.

No es extraño que en su último Reporte de Conflictos Sociales Nº 80 – Octubre 2010(1), la Defensoría del Pueblo ubique en un lugar importante el caso del proyecto minero Tía María. Según la Defensoría, este es un conflicto de tipo Socioambiental, predominantes dentro de la conflictividad social, ya que representan el 48 % del total de conflictos identificados durante el mes de octubre. Le siguen, bastante más atrás, los de tipo asuntos de gobierno local, asuntos de gobierno nacional, electorales y nacionales. El caso es descrito sucintamente como la “oposición de algunas autoridades locales y un sector de la población de la provincia de Islay al trámite de explotación minera del proyecto ‘Tía María’ iniciado por la empresa Southern Perú Copper Corporation por posibles daños al ecosistema de la zona y reducción de los volúmenes de agua del río Tambo.”

Además, de manera conveniente, la Defensoría identifica a los principales actores en esta situación. Dentro de una concepción sistémica de la política y la sociedad, se concibe a los protagonistas como actores que desempeñan un determinado papel (rol) en esta representación y participan de manera directa (actores primarios) o indirecta (actores secundarios). Así, el reporte identifica como actores primarios a: Southern Perú Copper Corporation Sucursal del Perú, Ministerio de Energía y Minas, Municipalidad Distrital de Cocachacra, Coordinadora Provincial Contra la Agresión Minera, Municipalidad Dean Valdivia, Municipalidad de Matarani, Municipalidad de Punta de Bombon, Gobierno Regional de Arequipa, Coordinadora macro regional del sur de lucha contra la agresión minera, Frente Amplio de Desarrollo y Defensa de los Intereses de la Provincia de Islay FADDIP-ISLAY, Frente de Defensa de Cocachacra, Junta de Usuarios del Valle de Tambo, Ministerio de Agricultura. Como actores secundarios a: Asociación de Pescadores Artesanales Camaroneros y Defensores de la Fauna del Río Tambo. Es importante no olvidar un tercer grupo de actores, los llamados terciarios, quienes tienen un papel imparcial y son reconocidos por los actores primarios y secundarios como interlocutores válidos para mediar en el conflicto. Normalmente la iglesia se ha convertido en los últimos años en un interlocutor válido que busca mediar en una maraña de intereses, poderes y redes.

Ahora, si bien es posible reconocer que existe un importante número de actores primarios (lo cual hace complejo cualquier proceso de negociación), también es pertinente añadir que los actores involucrados no son iguales y poseen distintos poderes. Un error constante es detenerse únicamente los roles que desempeñan, y olvidar las presiones que se generan entre unos y otros, la capacidad de persuasión, el poder económico, la legitimidad dentro de la población y, especialmente, los intereses que hay detrás de cada uno de ellos que van más allá de las reivindicaciones y ganancias inmediatas. De igual manera, el modo como cada uno de ellos percibe el problema y como se perciben entre ellos, donde es posible reconocer prejuicios, miedos, menosprecio e incluso viejos resentimientos. No olvidemos que la política no es solo razón, sino también sentimiento.

Finalmente, al indicar el Estado del conflicto, el documento indica la presencia de diálogo. Mediante oficio Nº 027/2010 FCDPI, el Frente Cívico por la Dignidad de la provincia de Islay (FCDPI) ha solicitado al Gobierno Regional de Arequipa una reunión entre el Gob. Regional de Arequipa, Presidente del Consejo de Ministros y titulares de los Ministerios de Energía y Minas, Agricultura, Salud y Ambiente, para tratar el tema del proyecto minero “Tía María” y anunciaron (como ya sabemos) un paro indefinido para el 22 de noviembre del 2010. Sin embargo, como para ir calentando motores y seguir alimentando la desconfianza entre los actores más importantes, se produjo un enfrentamiento en una ceremonia que frustró la entrega de maquinaria de parte de Southern para los agricultores del distrito de La Curva.

Como puede apreciar el amable lector, el escenario esta configurado y los actores preparándose, tras bambalinas, para tratar de ejecutar notablemente el rol que les corresponde. Solo que en esta función no sabremos si al final escucharemos el estallido entusiasta de aplausos o todo terminará en un mudo silencio que simbolice, una vez más, que el dialogo y la tolerancia siempre deben ocupar los primeros lugares en esta gran puesta en escena.
En: http://www.defensoria.gob.pe/modules/Downloads/conflictos/2010/reporte-80.pdf (Última consulta: 16 de noviembre de 2010)

sábado, 13 de noviembre de 2010

Y usted, ¿cuan dispuesto está a cambiar?


¿Cuantas veces usted ha tenido que subir o bajar “al vuelo”, como se dice coloquialmente, de una combi en movimiento? ¿Recuerda el número de veces que ha tenido que abordar la unidad a media pista? ¿Piense en todas aquellas ocasiones en las que tuvo que descender a la calzada para seguir transitando porque, sencillamente, las aceras en el centro de nuestra ciudad son sencillamente intransitables? Pues si usted estaba acostumbrado a este tipo de prácticas, a partir de este lunes 15 de noviembre tendrá que pensarlo dos veces antes de hacerlo.

Como vienen informando diversos medios (aunque no con la intensidad que debieran), en unos días se aplicará el Decreto Supremo 040-2010-MTC, que modifica el Reglamento Nacional de Tránsito, que tiene como principal novedad sancionar a los peatones que incumplas las normas viales. Según el Decreto en mención, las faltas se han clasificado en muy graves (como por ejemplo cruzar la calzada de manera intempestiva y temeraria, cuya multa asciende a S/. 72 soles), graves (subir o bajar de vehículos en movimiento, S/. 27 soles) o leves (transitar al borde de la calzada).

Sin embargo, aunque la norma busca, en este caso, modificar hábitos socialmente impropios (creo que en eso todos estamos de acuerdo) a través de la coacción (expresada a través de una serie de sanciones, especialmente económicas) me pregunto si nuestros legisladores y quienes se encargarán de hacer cumplir la disposición han tenido en cuenta una pregunta que ha animado la reflexión en las ciencias sociales desde hace varias décadas: ¿Qué tan difícil puede resultar modificar una practica arraigada en una determinada sociedad? ¿Sigue siendo la coerción (expresada en multas, castigos, miedo) el único modo de generar cambios en la cultura peruana?

En palabras de Luís Quispe Candia, Director de la ONG Luz Ámbar: “Es una buena medida, sin embargo considero que debe trabajarse mas en la parte educativa pues las multas son irrisorias (sic.) Asimismo, se debe implementar gradualmente. Hay que considerar que tanto la ciudadanía como la policía no están preparadas”. De esta declaración se desprende más de un elemento que es pertinente comentar.

Un primer acierto en las declaraciones de Quispe Candia es reconocer la necesidad de mejorar la parte educativa. Este Decreto ha acertado en reconocer otra de las caras del problema vial en nuestro país, el cual esta constituido por usuarios y transeúntes. Sin embargo, este primer ejercicio de reconocimiento del “otro lado del problema” parece detenerse allí, sin ir más lejos. Es evidente que muchas veces la conducta de los transeúntes fluctúa entre el desconocimiento y la irresponsabilidad frente a las normas. Con todo, como enfrentamos una y otra dimensión. Un lector perspicaz sugerirá que el primer problema, como adecuadamente indica Candia, se soluciona con una mejor educación vial, pero el segundo, aquel relacionado no con el desconocimiento de las normas, sino con la actitud que tenemos frente a ellas ¿como lo abordamos? ¿Mayor conciencia?

Pero sus declaraciones no concluyen allí y además manifiesta que la cantidad con que se multará las faltas es irrisoria. Esta segunda afirmación incide nuevamente en la figura de la coerción como elemento sustancial en el cumplimiento de las normas, antes que reconocer el sentido y la obligación que deberían poseer los ciudadanos en el respeto de las mismas que vaya más allá de las multas o el temor al castigo. En que medida la coerción sigue dejando en pie la idea que los peruanos solo cumplimos las normas bajo la figura de la amenaza o la sanción. “La mano dura”, una vez mas es invocada y reconocida como la ‘única que salvará a este país de bárbaros que hacen lo que quieren sin que nadie les haga nada’.

Este conjunto de reflexiones que intento compartir con UD., amable lector, me recuerdan un espacio que es especialmente simbólico en la cultura peatonal de los estudiantes y profesores de la U.N.S.A. y me estoy refiriendo al puente que cruza la Av. Venezuela a la altura del Área de Sociales. De manera cotidiana, los transeúntes preferían cruzar la avenida menciona por la calzada, exponiéndose al peligro de una vía de alta velocidad. Sin embargo, algún tiempo después, el número de usuarios del puente peatonal se incremento considerablemente ¿Qué fue lo que pasó? Pues alguna autoridad no solo reforzó la malla metálica que se ubica en la verma central, además la alargo varios metros hacia arriba y hacia abajo. De esta manera, era más cómodo cruzar la avenida a través del puente que atravesarla por la calzada.

¿Esta podría ser una de las claves tantas veces buscadas? Naturalmente la respuesta va mas allá de la comodidad y mas bien parece orientarse a en que medida es posible establecer una relación adecuada entre el beneficio personal que genera la norma y el beneficio colectivo que implica su cumplimiento. Incluso, desarrollando niveles mas profundos de formación ciudadana, en que medida estoy dispuesto a renunciar a mi beneficio personal (empezando con algo tan sencillo como la comodidad) en aras de una sociedad más ordenada. Si, la educación es importante, pero las actitudes complementan y refuerzan aquello que debemos y podemos, aunque muchas veces no queremos hacer.