sábado, 3 de abril de 2010

Los siete “ismos” de la política


“No importa que robe, pero que haga obra”, “Si quieres ganar plata métete en política, hijito”, “Juro por Dios y por la plata,…digo…por la Patria”, “Yo voto por el primero que soluciones mis problemas, ¿si es corrupto?, bueno, nadie es perfecto” ¿Le resultan familiares al lector estas frases? ¿Cuántas veces las ha utilizado para tratar de entender nuestra política local? ¿Ha logrado establecer alguna posición frente a ellas? Algunos asocian con Nicolás de Maquiavelo la ruptura entre la ética y la política, surgiendo así una nueva moral, donde el fin justifica los medios. ¿Cómo poder reconocer esta nueva moral con la que llega la política? ¿Cómo poder construir y reforzar los viejos puentes que la vinculan con la ética? ¿En que momento nos dejamos engañar por esta nueva racionalidad y terminamos haciéndoles el juego a los políticos de turno? Veamos esta pequeña lista con 7 términos que, a modo de un pequeño manual, pretende alertarnos sobre aquello que antes que normal y común, contribuye en la construcción de una cultura política cínica e interesada.

Pragmatismo Equivale a actuar con prescindencia de ideologías principistas, haciendo lo que parece más adecuado de acuerdo a cómo se presentan las circunstancias de cada momento. Muchas veces hemos escuchado que “hay que ser práctico, no hay que hacerse problemas”. Sin embargo, el problema radica en que en esta búsqueda de soluciones inmediatas y efectivas no se considera los medios utilizados (si son éticos o no) y tampoco los fines (las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones).

Mercantilismo es un tipo de política económica en la que el gobierno debe intervenir regulando a la actividad económica. El problema, más allá de la posición liberal respecto a la intervención estatal, en que muchas veces esta mediación tiene motivaciones oscuras para favorecer a aquellos que si bien no forman parte del poder político, tienen sólidas influencias para legislar a favor suyo. Es primo hermano del proteccionismo estatal que eleva aranceles para proteger no al pequeño empresario, sino a grandes empresas.

Clientelismo es un sistema extraoficial de intercambio de favores, en el cual los políticos de turno ofrecen una serie de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral. Se compran voluntades (de allí viene la palabra voto) a cambio de satisfacción de necesidades inmediatas. Como imaginará el lector, este tipo de práctica clientelar genera una nueva cultura política en la que el ciudadano elegirá no en base a programas e ideas, sino en función a dadivas inmediatas.

Transfuguismo como una denominación atribuida (que se puso de moda en la política peruana desde el año 2000), a aquellos representantes que traicionan a sus compañeros de lista, pactan con otras fuerzas para cambiar o mantener la mayoría gobernante. Normalmente el transfuguismo tiene lugar por motivos ilegales y socialmente inaceptables. Ello no quiere decir que una persona que pertenece a una agrupación este condenada a permanecer en ella para siempre, sino mas bien saber diferenciar las motivaciones de este cambio.

Patrimonialismo, término acuñado por Max Weber, esta referido al uso de los bienes públicos como si fueran patrimonio privado, es decir, propiedad del político. Peter Evans nos hable de Estados Predatorios que se caracterizan por la apropiación de las rentas públicas (o corrupción) por parte de los funcionarios. La sociedad es la presa de un predador o gobernante. Malversación, enriquecimiento ilícito, uso inadecuado de los bienes públicos, son expresiones concretas de esta percepción equivocada de lo público.
Corporativismo un sistema de organización o pensamiento económico y político que considera a la comunidad como un cuerpo sobre la base de la solidaridad social orgánica, la distinción funcional y los roles entre los individuos. El problema del corporativismo es que asume que roles, funciones y estructuras son inmutables y naturales. Es decir, no solo se establecen claros los roles de gobernantes y gobernados, sin posibilidad de control o fiscalización, sino que se asume que existe una suerte de clase política, que representa la cabeza de la nación y que esta destinada a dirigirnos.
Populismo es un término político usado para designar corrientes caracterizadas por su aversión a las élites económicas e intelectuales, su rechazo de los partidos tradicionales (institucionales e ideológicos), su denuncia de la corrupción política por parte de las clases privilegiadas y su constante apelación al "pueblo" como fuente del poder. En algunos casos se identifica erróneamente el populismo con la demagogia: mientras ésta última está referida al discurso del político buscando influir en las emociones de los votantes, el populismo está referido a las medidas que toma un político, buscando la aceptación de los votantes.

A estar prevenidos entonces. Solo en la medida que podamos no solo reconocer, sino también desenmascarar las distintas personificaciones de estos “ismos” políticos podremos elegir mejor y quejarnos menos los próximos 5 años.

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