jueves, 25 de febrero de 2010

Una mirada a los conflictos


¿Qué tan lejanos son para usted, amable lector, los terribles sucesos de Bagua? ¿Cuántas veces ha escuchado hablar nuevamente del Moqueguazo? ¿Cuál fue el detonante del famoso Arequipazo? Responder estas preguntas puede ser un ejercicio innecesario para algunos. Para otros, abrir viejas heridas que solo el tiempo (no necesariamente la justicia) mal que bien ha cicatrizado. Para unos pocos, el siempre necesario ejercicio de mirar atrás para saber donde estamos buscando avizorar lo que esta por venir.

Y es que los conflictos no son una realidad contextual en nuestro país. No son sucesos de carácter extraordinario, que irrumpen de vez en cuando de manera cruenta y con saldos dramáticos con los que la prensa nos bombardea de manera inmisericorde hasta que volteemos la página y pasemos a otra cosa. Los conflictos, en sus diversas modalidades son una realidad cotidiana en nuestro país, extendida de manera casi uniforme y con presencia en la mayor parte de las regiones. Después de los trágicos sucesos, líneas arriba indicados, solo una institución ha trascendido la mirada anecdótica de muchos medios de comunicación, de la opinión pública y en especial del gobierno: La Defensoría del Pueblo.

Ya sea a través de reportes mensuales, informes defensoriales o boletines, esta institución se ha preocupado en abordar la intensa conflictividad existente en nuestro país antes que como sucesos puntuales y aislados, como procesos que tienen un conjunto de causas no atendidas que siguen un ciclo que desgraciadamente en muchos casos concluye en crisis que pudieron ser desactivadas a tiempo. Son innumerables las lecciones que nos ha dejado el pasado, sin embargo ¿Por qué nos cuesta tanto aprender de el?

El Reporte 71º de Conflictos Sociales conocidos por la Defensoría del Pueblo al 31 de enero de 2010 (1) nos deja más de un dato que debiéramos incorporar en la reflexión sobre la realidad de nuestro país. El reporte da cuenta de la existencia de 260 conflictos sociales, de los cuales 170 se encuentran activos (65%) y 90 en estado latente (35%). Esta diferencia, aunque pueda parecer sutil a primera vista es muy importante. Si bien los conflictos sociales activos ni fueron atendidos a tiempo e implican un trabajo inmediato, aquellos en estado de latencia brinda una oportunidad para generar las condiciones del dialogo y la solución. Desagraciadamente, la vocación de los diferentes actores estatales parece ser la de un bombero acostumbrado solamente a apagar los incendios que ve y no prevenir futuros siniestros.

Otro dato valioso que brinda este Reporte es el mapa de la conflictividad en el país que clasifica a las regiones de acuerdo al número de conflictos registrados en su jurisdicción (mas de 11, de 6 a 10 o menos de 5). De las 25 regiones de nuestro país, al menos 9 de ellas registra más de 11 conflictos. Los casos mas alarmantes son Puno (22), Cusco (20) y Junín (20). Nuestra región se encuentra en una suerte de grupo intermedio ya que registra 7 conflictos, entre ellos los conocidos Tía María, planta de tratamiento de aguas residuales, harineras de Camana, con la provincia de Espinar por Majes II y el problema de demarcación territorial con Chumbivilcas (Cusco). Solo 7 regiones tienen menos de 5 conflictos. Una nueva mirada a este mapa de conflictividad en nuestro país también parece cuestionar la imagen arraigada de un sur andino belicoso y problemático frente a una costa central y norteña con una orientación clara y pacífica.

En cuanto al tipo de conflicto destacan los socioambientales (121 casos), casi el 50 % de los casos. Bastante rezagado aparecen aquellos de asuntos de gobierno local (37 casos), laborales (28 casos), entre los mas importantes. Llama especialmente la atención que aquellos que se originan en el cultivo ilegal de la coca sean apenas 3 casos. Que puede estar sucediendo en este caso: ¿Una terrible convivencia entre estas actividades y las instituciones encargadas de reprimirlas? O ¿Situaciones de enfrentamiento tan aisladas que carecen de visibilidad en la escena publica?

Finalmente, la frecuencia de los conflictos presenta una curva muy interesante. El pico mas alto se registra a partir de la segunda mitad del año (especialmente los meses de agosto a noviembre) y registra un notable decrecimiento entre fines y comienzos de cada año. Sin embargo, el nivel de conflictividad ha dejado la valla bastante alta para este 2010, ya que si en enero de 2009 se registraban 211 casos, en enero de este año estamos partiendo de los 260 casos ya indicados.

El viejo Marx, citando a Hegel refiere que: “la historia se repite dos veces, una como tragedia, la otra como farsa”. De ello los peruanos podemos dar sobrados ejemplos.
(1) Para acceder a una versión completa del Reporte en: http://www.defensoria.gob.pe/conflictos-sociales/objetos/paginas/6/44reporte_71.pdf (Última consulta: 14 de febrero de 2010)

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