domingo, 26 de diciembre de 2010

No abrir. Peligro de entrar en otro mundo


No abrir. Peligro de entrar en otro mundo (Arequipa, 2010) es un libro de cuentos que fue presentado hace pocos días en un auditorio del Colegio de Abogados de Arequipa. Esta es una publicación de un grupo de voluntarios llamados Hormigas Rojas, que es apoyado por el Observatorio de Prisiones de Arequipa (OPA). Hasta aquí, el amable lector se preguntará: Bueno ¿y que es lo novedoso de todo esto? Pues la novedad está en que el libro ha sido escrito por niños y jóvenes recluidos en un albergue de nuestra ciudad. Varios elementos valiosos me gustaría comentar de esta bella publicación cuya originalidad va de la mano con el esfuerzo que han realizado todos aquellos detrás de los niños que ayudaron a pulir este bello cuadro lleno de palabras y colores.
Llama mi atención, inicialmente, el tipo de metodología que fue empleada a lo largo del proceso de elaboración de los relatos. La relación horizontal entre voluntario y los chicos del albergue facilitó este difícil trabajo de construcción. Sumado a ello, el pensamiento crítico, que se persigue denodadamente a lo largo del texto, es una buena manera de educarnos para la vida y no aceptar la realidad tal y como nos las han presentado, sin hacerle algunas buenas preguntas o observarla también con nuestros propios ojos, sin necesitar siempre de mediadores. La gramática de la fantasía, es otra de las herramientas puestas al servicio de este trabajo. Este ejercicio libre y liberador, propone articular palabras aparentemente inconexas entre si, juega con los absurdos y nos permite construir historias donde todo parece desordenado y sin posibilidad de establecer vínculos.
No abrir se convierte en un texto valioso en el sentido que representa adecuadamente las palabras (de allí que los jóvenes reclamaran incluso porque no se había incluido mas jergas), los lugares (uno de los mas característicos es el mercado San Camilo), las imágenes, las personas y los poderes que ellos quisieran tener. Uno de los atractivos más importantes del libro es el aparente desorden en el que esté escrito. No hay, como clásicamente se espera, un inicio al comienzo o un final al “final”, para decirlo de alguna manera. Mas bien, si hay un mapa, que permite seguir todas las aventuras de Yoel y Estrella, la chica bella, e ir saltando de aquí para allá (al estilo de Rayuela de Julio Cortazar), buscando las claves en los Walkie Talkies, que son unos aparatos también creados por los niños que les permiten ir de un lugar a otro, detener el tiempo, poder volar y desaparecer cuando ellos quieran.
Quisiera transcribir un breve texto del libro que me parece especialmente representativo de todo el conjunto: “Yoel apareció en la puerta del mercado San Camilo donde Nelly y su hermanito Giancarlo vendían choclos, los dos se sorprendieron al verlo salir de la nada y huyeron asustados arrastrando su carrito. Nuestro protagonista, acostumbrado a que la gente se asuste decidió buscar un trabajo entonces ingresó al mercado y se acerco a la tienda de Don Pancho y le pregunto si tenía alguna chamba para el. ¿Por qué quieres trabajar? Pregunto Don Pancho. Es que estoy misio…Sin embargo Don Pancho lo rechazó y a Yoel no le quedó otra que seguir buscando”
Algunas ideas que, personalmente y no en afán psicológico, parecen recorrer transversalmente los cuentos: La gente se asusta al verlos, ellos salen corriendo frente a una situación en la que tuvieron participación directa o indirecta, no tienen dinero pero si necesidades (alimento, internet) y una relación casi siempre tirante con adultos. Creo que estas acciones y actitudes son una clave importante, no solo para entenderlos mejor, sino para poder entendernos y mejorar la relación que hemos desarrollado con los niños y jóvenes, de manera especial, aquellos en situación de riesgo o privados de su libertad. Como se ven ellos mismos,” si la gente se asusta cuando los ve”, como enfrentan ellos sus propios temores, “si salen corriendo”, como satisfacen sus necesidades “si no tienen dinero” y como se relacionan con aquellos que deciden como y donde van a vivir. Es importante resaltar que la libertad (salir volando, el escape final) podría convertirse en el valor e incluso la aspiración permanente, la posibilidad de ser y estar en algún otro lugar que no sea este, donde sea un poco más feliz.
Finalmente una reflexión sobre el voluntariado de Hormigas Rojas que lleva 8 años de trabajo. Un tiempo así, en términos de voluntariado, es un tiempo fantástico. Digo esto porque, desgraciadamente y de manera particular en esta época navideña, es cuando recordamos que podemos hacer algo por el hermano. Es más, no dudo que estas semanas previas a las fiestas de fin de año, los niños y jóvenes terminarán hastiados con tanto chocolate, panetón, festejos, que incluso se darán el lujo de elegir entre una marca u otra, o entre un regalo barato de una aparentemente más caro. No dudo de las buenas intenciones de personas e instituciones que se movilizan en esta época, pero ¿que pasan los otros 11 meses del año? Esta mirada coyuntural de voluntariado, muchas veces confundida con el asistencialismo, puede terminar pervirtiendo iniciativas sostenibles, duraderas y mas constructivas como el voluntariado que proponen las hormigas rojas.

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