jueves, 4 de junio de 2009

El estado del Estado


El Estado en el Perú parece nunca terminar de construirse. Están por cumplirse 188 años de vida republicana y la precariedad a nivel de las instituciones que lo conforman parece ponerse en evidencia con cada desborde social al que acudimos sin saber exactamente que lo originó ni menos como resolverlo. Algunos sectores reclaman entidades que permitan desactivar conflictos (desde una mirada que privilegia atender consecuencias antes que las causas de los problemas), reformar el Estado (con su tufillo administrativo y burocrático que enfrenta los problemas de manera parcial) o dotar de mejores recursos (olvidando que recursos económicos sin una gestión moderna pueden recordarnos al famoso “mendigo sentado en un banco de oro” de Raymondi). En líneas generales, cualquier alternativa de reforma que no parta de un diagnostico real, integral y sistémico sobre la situación del Estado será casi como restaurar la casa descuidando los cimientos. Veamos tan solo dos ejemplos que pueden ampliar nuestra mirada sobre el Estado en el Perú.

La Defensoría del Pueblo ha presentado su último informe denominado “Fortalecimiento de la Policía Nacional: Cinco áreas de atención urgente”. (1) Este informe se convierte en una excelente línea basal que nos permita reconocer y priorizar los problemas mas importantes de esta institución. Veamos tan solo algunos datos que presenta: 73 % no recibe uniforme nuevo desde hace 4 años, 53 % de las comisarías no posee una cama por agente en día de alerta, 19 % no posee una cama por agente en una jornada normal, 63 % no accede a bases de datos, 67 % no accede a la base de datos de RENIEC, entre los mas importantes.

La muchas veces difícil relación entre el Estado y la ciudadanía parece a partir de los datos que nos deja el Informe Defensorial, no olvidando que el contacto mas frecuente que tenemos con el Estado es precisamente con sus representantes “de a pie”. La inseguridad ciudadanía, que con cada vez mayor frecuencia ocupa titulares de los medios de comunicación e incrementa la paranoia de buena parte de la ciudadanía, solo parece explicarse desde esta radiografía que nos presenta la Defensoría sobre la institución encargada de velar por ella. Las alternativas que proponen los expertos consultados se orientan a mayores recursos, mejor instrucción de los agentes y lucha intensa contra la corrupción que parece corroer afanosamente los cimientos de la institución.
El caso de las protestas amazónicas también es paradigmático para entender como se ha construido el Estado. Son más de 40 días de protesta que se viven en la selva, sin visos claros de solución. El reclamo más importante parece ser la derogación de un conjunto de leyes (DL 994, 995, 1020, 1060, 1063, 1064,1081, 1083 y 1089) que los pobladores de esta región del país consideran atentatorios contra sus derechos culturales, entre ellos, el derecho a conservar sus territorios ancestrales. Nuevamente es posible reconocer la imagen de la selva no solo como un territorio rico pero desaprovechado, sino parece persistir la figura de la amazonía como un territorio deshabitado y disponible para ser ocupado (colonizado). Nuestro país, que se construyó de espaldas a la sierra, ha invisibilizado una vez mas la amazonía (sabemos que esta allí pero no la vemos ni conocemos).

¿Qué tipo de lecciones es posible extraer de los dos ejemplos utilizados? ¿Es realista pensar en un nuevo tipo de Estado construido por y para los ciudadanos? El filosofo Augusto Castro propone que: “El renacimiento del Estado moderno supone reconstruirlo de cara a la gente, a las minorías, a los individuos, como señala el nuevo espíritu de la democracia en la actualidad, de cara a la diferencia…Esto supone una serie de cambios estructurales en las políticas públicas nacionales, regionales y sectoriales que deben avanzar en colocar al ciudadano común en la toma de las decisiones que le son consustanciales”. (2)

¿En que medida es posible pensar en reformas, reingenierías o reestructuraciones estatales sin considerar el componente ciudadano? ¿Cómo concebir un Estado que responda a los nuevos retos que le impone un mundo cambiante, globalizado, de instituciones fuertes y minorías cada vez más incorporadas a la ciudadanía? ¿Qué rol pueden tener los ciudadanos en la construcción de verdaderas instituciones, entre ellas la policía, que puedan convertirse en los cimientos de un Estado moderno y democrático? ¿De que manera la idea extendida de ciudadanía solo posee una dimensión formal, es decir, no termina de reconocer de manera plena a determinados grupos como sujetos de derecho (los amazónicos o altoandinos, por ejemplo)? Una visión parcial de los problemas insistirá en reformar solo uno de los lados, olvidando que estos tienen dimensiones profundas que requieren se concebidos en su interrelación con toda la sociedad.
(1) Defensoría del Pueblo (2009) Informe Defensorial Nº 142. En: http://www.defensoria.gob.pe/inform-defensoriales.php (Última consulta: 27 de mayo de 2009)
(2) Castro, Augusto (2008) El desafío de las diferencias. Reflexiones sobre el Estado moderno en el Perú. Lima: UARM, CEP e IBC.

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