martes, 7 de abril de 2009

Los peruanos y la democracia


La democracia es definida, de modo casi general, como aquella forma de gobierno basada en la división de poderes, elecciones periódicas, igualdad ante la ley (cada individuo, por ejemplo, representa un voto) y posibilidad de participar en distintos niveles de la vida política, ya sea como elector o como elegido. Sin embargo, más allá de esta concepción formal (que parece reunir todos los atributos de este modelo) la imagen, la definición, la valoración y la práctica democrática en nuestro país parecen tener variados matices. No solo ello, la democracia para amplios sectores de la ciudadanía parece convertirse en causa y al mismo tiempo efecto que explicaría los problemas de nuestra sociedad. Ello explica no solo esa búsqueda incesante de mano dura como solución a los problemas del país, expresadas recientemente en las preferencias electorales de cara a las elecciones presidenciales del 2011, sino también y de manera cotidiana, como nos relaciones entre “nosotros”. Veamos cada uno de los matices democráticos de nuestra sociedad.

Las imágenes construidas en torno a la democracia en nuestro país son varias. Recojamos tan solo una de las más recientes y sobre la que hace mención en una conferencia en la Universidad de Harvard (EE.UU.) la defensora del Pueblo Beatriz Merino. En esta actividad académica presenta una cifra que nuevamente nos pone en alerta: “…solo el 37 % de los peruanos cree en la democracia ya que para ellos…solo favorece a las minorías y no permite el acceso a bienes y servicios públicos primarios de calidad a la mayoría.” Podemos apreciar una imagen deteriorada de la democracia, asociada a la satisfacción de necesidades básicas y excluyente per se, ya que solo beneficia a las mayorías. Este dato es tan solo la puerta de entrada de los que vienen más adelante.

Las definiciones sobre la democracia en el Perú son igualmente interesantes. El Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP por sus siglas en inglés) analiza las concepciones sobre democracia en dos perspectivas, una que pone el acento en definiciones tradicionales (libertad, igualdad, participación y protección) y otra que pone el énfasis en la racionalidad de las creencias. Es decir, si se apoya a la democracia por lo que ella representa o, en cambio, por lo que ella nos puede proveer. En el caso del Perú un 43 % la define como libertad. Sin embargo, el dato más sugerente parece ser la relación directa que habría entre mayor edad, mayor nivel educativo, mejor ingreso y mejor lugar de residencia como características esenciales del grupo que relaciona democracia con libertad. Es decir, una mayoría relativa la define en función de lo que representa, más de lo que provee.

A nivel de valoración, el Informe Latinobarometro 2008 utiliza dos variables que son reveladoras respecto a cuanto estimamos los latinoamericanos en general y los peruanos en particular la democracia: Apoyo y satisfacción. La diferencia entre una y otra esta dada en la medida que un ciudadano puede aprobar una forma de gobierno (apoyo) aún cuando sienta que ella no necesariamente generará algún tipo de beneficio particular para él (satisfacción). El apoyo a la democracia en nuestro país según el informe (45%) se encuentra bastante rezagado en la región, solo por encima de México, Guatemala y Honduras. Los niveles de satisfacción (16%) son más dramáticos aún, siendo últimos en la región. El Informe parece concluir que mientras el apoyo y la satisfacción con la democracia parecen consolidarse (a paso lento, pero firme) en la región, nuestro país parece mas bien condenado a vivir seducido a la opción autoritaria.

Frente a las prácticas democráticas, el PNUD propone que una concepción y valoración negativa de la democracia podría explicarse desde su (poca) práctica en las células sociales: la familia, el trabajo y la vida en comunidad. Preguntas como “¿Han sido formados los peruanos en el espíritu de la democracia? ¿Cómo se comportaron con ellos sus padres, o quienes los criaron, y como ellos, a su vez, crían a sus hijos?” muestran una dimensión mas profunda de la practica democrática. El informe da cuenta de una formación autoritaria de los peruanos, la voz patriarcal era la única voz. 59.7 % de las personas indicaron que las decisiones paternales (o de quien hiciera las veces del padre durante su formación) eran inapelables. Esta concepción de la autoridad nuevamente varia en función de la educación y el ingreso, siendo los sectores mejor educados y con mejores ingresos aquellos donde el autoritarismo paterno registra menores niveles.

Finalmente, el sentido de estas cifras no busca sostener una imagen pesimista sobre el rol que ha jugado la democracia en nuestra vida republicana. Al presentarlos se pretende también dar cuenta de lo avanzado en la construcción de ciudadanía en nuestro país, pero sobretodo insistir en el inmenso trabajo que queda por hacer. Esta no pretende ser una reflexión maniquea de “vaso medio lleno o medio vacío”. Más bien, insiste en un vaso que se ha estado llenando poco a poco. No olvidemos que el fantasma del autoritarismo acecha siempre.

1 comentario:

Sociologo dijo...

Estamos a horas de la elección del nuevo Rector de la UNSA, es momento de que todos nos pongamos a reflexionar, a ver el futuro de nuestra querida universidad.
No es justo que nuevamente todo este anteladamente dispuesto, no es aceptable que no se haya dado oportunidad a quienes tenemos mucha experiencia, no es democratico haber dejado al docente de mayor capacidad y años sin posibilidades de participar en esta elección, donde está la tradición universitaria, donde está el respeto y el culto a los mayores, cuando voy a ser Rector, está era mí última oportunidad, pero, ya todos saben que no me han considerado siquiera como una remota opción, reitero, no es justo para un viejo que lo unico que ha hecho es trabajar toda su vida en la UNSA, para un hombre que ha sacrificado el futuro de mís dos hijos y los he puesto al servicio de la UNSA, sacrificio que lleva mí legado y que espero en un futuro no muy lejano uno de ellos sea Rector de mí querida universidad, moriré con esa esperanza, de ver un día a mí hijo o mí hija como maxima autoridad, esa autoridad a la que no he podido llegar,al cargo que soñé desde que estuve en la FUA y que los antidemocraticos y corruptos me lo niegan.
A mís seguidores, les dejo un mensaje, sigamos como hasta ahora, metamos a nuestros hijos, así como German, Nilda, Eva, hijos y parientes que deben seguir en la lucha, descendientes que un día deben lograr lo que a nosotros nos estan negando, el futuro nuestro está en la gente que dejemos, eso sí, aseguremonos que sean muchos para tener un día la victoria.

Espero que cuando muera, me lleven al rectorado, de esta manera me ire feliz de por lo menos haber estado en mís últimos instantes en aquel lugar que tanto anhele, ire al cielo donde la materia se hace espiritu y donde los marxistas también lloramos.

un abrazo

V. R. Sacca
Decano por la eternidad