miércoles, 12 de enero de 2011

Pensando nuestra democracia


“Vivimos el periodo más prolongado de democracia en América Latina. Nunca, desde la independencia, tantos países de nuestra región han vivido en democracia sin interrupciones dictatoriales por tanto tiempo. A su vez, nuestra democracia es singular: somos al mismo tiempo una región democrática y la más inequitativa del planeta.”(1) Con estas líneas, pertinentes creo yo, en medio de conflictos internos y casos de corrupción, se inicia la reflexión sobre la democracia Latinoamericana en un informe que lleva precisamente por título Nuestra democracia y que ha sido presentando en octubre pasado en México por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y por la Organización de Estados Americanos (OEA).

Inicialmente el informe reconoce tres desafíos a los que se debe hacer frente en nuestra región: articular nuevas formas de participación política para contrarrestar la crisis de representación; fortalecer la organización republicana del Estado, es decir, la independencia de los poderes, su control mutuo y las instancias de rendición de cuentas, e incrementar, en el marco de dichos controles republicanos, el poder político real del Estado. Al mismo tiempo, hace hincapié en que una democracia electoral no es suficiente y va más allá de las elecciones. Una verdadera democracia debe ampliar la ciudadanía en sus tres dimensiones: civil, política y social. De igual manera y también en relación con la democracia electoral, en la que se ha avanzado notablemente, advierte que la democracia no solo se define por su origen (poder en la soberanía popular), sino también por su ejercicio(instituciones y Estado de derecho) y por su finalidad (garantizar, materializar y extender derechos en las tres dimensiones ya indicadas)

En relación con los derechos políticos, a través de las conocidas Leyes de cuotas, Latinoamérica ha logrado mejores niveles de acceso y participación para sectores tradicionalmente marginados: mujeres e indígenas (no hay datos sobre jóvenes) En el caso de las mujeres, el porcentaje de representación de las mujeres en la región es 20,1% (Perú: 27, 5 %) y en el caso de los indígenas es el promedio de representación mas alto lo tiene Bolivia: 43,8 % en la cámara baja. Perú viene más atrás con 5, 83 %.

En relación con los Derechos económicos sociales y culturales (DESC), denominados derechos de segunda generación, nuestra región si bien presenta un mejor desempeño del Estado en la atención de un conjunto de necesidades apremiantes de la población, también muestran tareas pendientes que no pueden seguir postergándose. Por ejemplo en relación con la salud en nuestra región, la tasa de mortalidad ha descendido en todos los países de nuestra región, solo Costa Rica mantiene el mismo índice, pero a favor suyo cabe indicar que es el segundo mas bajo de la región, solo siendo superado por Chile. En el caso del Perú, este ha descendido de 39 por cada 1000 nacidos vivos en el 2001 a 24. Sin embargo, si bien la tasa de mortalidad ha descendido, la desnutrición parece haberse convertido en el enemigo de las nuevas generaciones. Nuestro país presenta la segunda tasa más alta de la región con 30 % de desnutrición infantil para menores de 5 años de edad. Solo es superado por Guatemala que presenta un alarmante 54 %.

Finalmente, el informe presenta una encuesta en relación con el poder en nuestra región. Frente a la pregunta ¿Quién ejerce el poder en la región? La mayoría respondió que los grupos económicos, empresarios y el sector financiero (79,7 %). Los medios de comunicación no han perdido su lugar y han ratificado ser el ‘cuarto poder’ con el 65,2 % de las menciones. La iglesia ocupa un interesante tercer lugar con 43,8 %, cifra que seguramente es marcadamente menor comparada con percepciones de hace algunos años atrás, en los que la iglesia no solo era concebida como una institución importante, sino como un efectivo poder de facto con una importante influencia política. El Poder Judicial y los políticos son percibidos como los menos influyentes en el ejercicio del poder en nuestra región. Además, los poderes formales son percibidos como de menor valía en relación con este gran poder que representan los sectores económicos y financieros.

No parece ser una coincidencia que aquellos países con mejores indicadores sociales y políticos (Uruguay y Costa Rica) sean las democracias mas consolidadas de la región. Esto permite mostrarnos que un modelo basado en la igualdad (la democracia) será más difícil de cultivar y sostener en sociedades secularmente desiguales, con tendencia autoritaria y con un amplio margen de población desprovista de condiciones necesarias para una vida digna.
(1) PNUD y OEA (2010) Nuestra democracia. México: Fondo de Cultura Económica. Disponible en: http://www.pnud.org.pe/data/publicacion/PNUD-OEA_Nuestra_democracia.pdf (Última consulta: 24 de noviembre de 2010)

Apuntes políticos para el 2011


Quisiera iniciar el primer artículo del año con algunas reflexiones a tener en cuenta sobre vida política en nuestro país básicamente por dos motivos. Uno de ellos es que tanto el año 2010 como el que acabamos de iniciar han sido y serán años de fuerte movimiento político. El año pasado con las elecciones de gobiernos locales y regionales. El presente, con las elecciones presidenciales y parlamentarias. En segundo lugar, porque es nuestro deber involucrarnos en estos procesos para tratar de mejorar la calidad de la representación y evitar que el nivel de la misma siga cuesta abajo. Elegir bien no solo significa asistir el día de la elección, marcar correctamente la cedula de sufragio y esperar los resultados de la elección. Una democracia que vaya creciendo en madurez requiere de ciudadanos que sepan elegir, se informen, vigilen y exijan rendición de cuentas a quienes han elegido. Finalmente no olvidemos que el voto es un encargo y una delegación del poder que reside en la voluntad del pueblo.

Un primer apunte me permito recogerlo de las estadísticas. Según el Instituto de Opinión Pública de la PUCP (IOP – PUCP) en su Encuesta Nacional sobre intención de voto presidencial 2011 de diciembre de 2010 coloca a Luís Castañeda en primer lugar con 25 %. Le siguen Alejandro Toledo y Keiko Fujimori empatados con 22 %. Bastante mas atrás Ollanta Humala con 9 %. La encuesta trae otros datos a tener en cuenta, como por ejemplo que la fortaleza de Castañeda a nivel regional esta en Lima – Callao con 29 %, mientras que la de Toledo se ubica en el Oriente (35 %). El perfil del elector de Castañeda es juvenil (18 a 29 años) masculino y vive en Lima – Callao. El de Toledo tiene mas de 45 años, también es masculino y vive en el interior del país. En el caso de Keiko es juvenil, femenino y vive predominantemente en el área rural del país. Finalmente, según el IOP – PUCP, la candidatura que genera mas rechazo es la de Humala por quien definitivamente no votaría el 63 % de los encuestados. La que genera mas fidelidad es la de Castañeda, quien tendría un sólido 25 % que definitivamente votaría por el. El primero con menos posibilidades de crecer electoralmente, el segundo con mayor margen de crecimiento entre indecisos y cambiantes.

Un segundo apunte proviene de la historia. Si bien las estadísticas y en particular las encuestas constituyen lo que algunos denominan “una fotografía del momento”, la perspectiva histórica nos permite otro acercamiento a la política. Estamos por iniciar un proceso de carácter democrático, que contrasta con los niveles de aceptación de la democracia en nuestra población. Según también el IOP – PUCP, el nivel de insatisfacción con la democracia es del 66 %. Es decir, de cada 3 personas, al menos dos de ellas están descontentas con el modelo, situación que predomina en el Centro y Sur del país y entre los jóvenes. Una cifra de estas características puede generar (y de hecho lo hace) pesimismo y críticas inmisericordes sobre la democracia. Conversando con jóvenes universitarios lo que parece predominar es cierto aire de pesimismo y resignación sobre la vida política del país en general y sobre la democracia en particular. Y, ¿Qué tiene que ver la historia en todo esto? Pues que incorporar la dimensión histórica en nuestra mirada política nos permite profundizar en ella. Recordar por ejemplo, cuantos años de vida democrática tenemos y cuantos de dictadura. Algunos historiadores hacen cuentas y afirmar que de los 189 años de vida republicana, 58 años han sido de vida plenamente democrática. El resto dictaduras, autocracias y pseudo democracias. Entones, ¿por qué descartar un modelo que hemos recuperado y en el que vivimos hace 10 años?

Un tercer apunte proviene de la filosofía y nos invita a concebir la política desde una perspectiva que vaya más allá de la política profesional e insiste en la política como forma de asegurar mejores condiciones de convivencia. Hanna Arendt propone la pluralidad como condición básica de la humanidad y se hace una pregunta que podemos hacernos perfectamente en nuestro país: ¿Cómo podemos vivir juntos siendo muchos y al mismo tiempo diferentes? Para Arendt, la pluralidad no solo es un aspecto de la condición humana, sino que es aquella dimensión sin la cual no podría existir la vida política. Si fuésemos todos iguales no sería necesario preguntarnos como hacer posible la convivencia, ni llegar a ciertos acuerdos. (1) De esta manera la pluralidad aparece como condición y al mismo tiempo como reto para vivir en sociedad. Es claro que estamos lejos en estar de acuerdo en todo, el desafío esta en como podemos tramitar las diferencias sin recurrir a la eliminación de las mismas, la asimilación de ellas o simplemente el olvido o la marginación.

Estas son algunos breves apuntes que, espero, puedan generar procesos reflexivos más profundos, comprensivos, tolerantes y, sobretodo, esperanzadores. Las optimistas cifras del crecimiento económico muchas veces contrastan con la imagen del país a futuro, que en ciertos sectores es percibido con poco optimismo. Es tiempo de recordar que las cosas siempre pueden ser de una manera distinta, y la política no es ajena a esta frase popular.

(1) Citada en Espinosa, Oscar (2008) Cartas de navegación. Reflexiones sobre cultura, ética y política en el Perú. Lima: Fondo Editorial UARM.